Inicialmente se indica el masaje en el área del saco lagrimal, para intentar forzar el paso de la lágrima a través del conducto nasolacrimal y que de esta forma sea empujada la membrana que causa la obstrucción. Esta medida es muy eficaz en gran número de casos consiguiéndose la desaparición de la epífora.
Si el masaje no funciona y a partir del año de edad, el siguiente paso es el sondaje de la vía. Se conduce la sonda a través de todo la vía lagrimal, hasta llegar a la membrana que la obstruye y atravesándola. Este procedimiento es muy rápido y se realiza bajo anestesia general y en régimen ambulatorio. En la mayoría de los pacientes esta intervención supone la resolución de la epífora.
En los casos en los que fracasa el sondaje, es preciso colocar un tubo en el conducto lagrimal (intubación) que se deja durante varios meses. Esta intervención se realiza bajo anestesia general y la retirada del tubo con sedación únicamente.
Si también fracasa la intubación, se recurre a la Dacriocistorrinostomía (como en el adulto). Consiste en crear una nueva vía de drenaje de la lágrima, obviando la natural. Se espera hasta los 3-5 años para realizarla. Precisa realizarse con anestesia general.