Uno de los motivos de consulta más frecuentes en la consulta del cirujano oculoplástico son las lesiones o tumores palpebrales y perioculares.
En la mayoría de los casos son benignos, por lo que no deben resultar preocupantes ya que su extirpación quirúrgica no suele ser de gran complicación. Pero, en cualquier caso, es vital su diagnóstico precoz, ya que en caso contrario puede provocar una alteración importante de la anatomía del párpado y llegar a comprometer la integridad del globo ocular.
Por eso resulta fundamental realizar un seguimiento adecuado por parte del especialista.
¿Qué son los tumores palpebrales?
En la piel de los párpados pueden aparecer lesiones tumorales como en la piel de cualquier otra parte del cuerpo. Los tumores palpebrales son aquellos que se localizan alrededor del párpado tanto inferior como superior.
Podemos afirmar que los tumores palpebrales constituyen entre el 80-90% de los cánceres de la región periorbitaria., seguidos de los oculares y orbitarios.
Detección, evaluación y diagnóstico del tumor palpebral
El objetivo principal de la evaluación de una lesión palpebral es descartar su malignidad. En ocasiones es relativamente fácil, pero a veces es necesario recurrir a una biopsia para llegar a un diagnóstico definitivo, ya que a menudo encontramos los tumores pueden tener morfologías muy diversas y pueden simular cualquier tipo de lesión.
Para llegar a un diagnóstico más precoz, hay algunos signos que deben hacer sospechar del carácter maligno de una lesión. Se trata de:
- Diámetro mayor a un centímetro.
- Rápido crecimiento.
- Pérdida de pestañas en la zona de su alrededor.
- Ulceración con retracción de la piel.
- Pérdida de la arquitectura del párpado.
- Cambios de pigmentación.
- Eritema (enrojecimiento).
Ante cualquiera de estos signos, se debe acudir rápidamente a un oftalmólogo.
Tipos de tumores palpebrales y tratamientos
El tumor palpebral de carácter benigno se puede extirpar, ya sea con un fin estético o porque provocan molestias y sensación de cuerpo extraño en el ojo. Uno de los tipos más frecuentes son las queratosis seborreicas y los papilomas o verrugas.
En ellas se puede hacer una extirpación quirúrgica total de la lesión y un cierre directo, bien mediante la aplicación de calor en los bordes de la herida (cauterización), o mediante sutura.
Si hablamos de tumores malignos, el más común es el carcinoma basocelular. Es más frecuente en personas de edad avanzada y de piel clara, sobre todo, si han estado expuestas a la luz ultravioleta de forma prolongada a lo largo de su vida. Este tipo de tumor se localiza con mayor frecuencia en aquellas zonas que reciben más luz solar, como el párpado inferior y el canto nasal.
Una vez se haya diagnosticado el tumor maligno, se tiene que programar la cirugía de la misma. Se ha de tener en cuenta que la operación debe ser lo suficientemente amplia para asegurar la eliminación del tumor, pero conservando la función y anatomía de los párpados, siempre con el objetivo de obtener un buen resultado estético. La técnica quirúrgica que se emplee va a depender de la profundidad, extensión y localización de la lesión.
La importancia de un diagnóstico precoz
Por todo esto, es importante que ante un tumor palpebral que cause una alteración estética, funcional o que presente alguno de los síntomas descritos, se consulte con un especialista en Oftalmología.
Aunque en la mayoría de los casos se trata de lesiones benignas, el diagnóstico precoz y la extirpación precoz de las lesiones malignas mejoran sensiblemente el aspecto anatomico y estético final y mejoran la función de los párpados, minimizando las posibilidades de recaída o recidiva.
Por su parte, la innovación en técnicas quirúrgicas de reconstrucción palpebral y periocular permiten en la actualidad alcanzar resultados estéticos altamente satisfactorios en un elevado porcentaje de los pacientes.