Se trata de una condición en la que la posición del párpado se invierte, rotando el margen hacia adentro, es decir, hacia el globo ocular. Se produce por el debilitamiento de ciertos músculos de los párpados que tiene lugar con el paso del tiempo. Puede también producirse por traumatismos, cicatrices o tras cirugías previas realizadas por otras causas.
Cuando el párpado rota hacia adentro se produce el roce de las pestañas con el ojo, produciendo enrojecimiento, irritación, dolor y fotofobia. Si no se trata puede producir lagrimeo constante y secreción mucosa. Si la situación se mantiene pueden producirse infecciones oculares, abrasiones, úlceras corneales, y cicatrices corneales. Es importante, por lo tanto, que esta enfermedad sea tratada antes de que se produzca un daño ocular severo o permanente.